Prepararte para hacer el Camino de Santiago es emocionante. Esta experiencia para muchos será un viaje interno y espiritual, pero para todos representa un reto físico.
Antes de emprender el camino, los peregrinos preparan mapas, rutas y lo imprescindible para el tramo de esta ruta jacobea que van a recorrer. Sin embargo, puede que se pase por alto que todo el peso de la jornada descansa sobre los pies.
En este sentido, debido a las largas horas de caminatas, los pies pueden ser los que más se resientan, por lo que es importante prestarles especial atención al preparar el camino.
A continuación te detallamos los cuidados que debes propiciarle a tus principales aliados de jornada. Esperamos que con estos consejos puedas disfrutar al máximo de la aventura y llegues a besar el Santo sin tener los pies adoloridos o llenos de ampollas.
El 74% de los peregrinos que realizan el Camino de Santiago presenta ampollas en el pie https://t.co/WrKQVoNtU0
— 🌴 Elche 🇪🇸 (@Elche) June 21, 2021
¿Qué hacer antes de empezar el Camino de Santiago?
Todo peregrino debe darle a sus pies el cuidado necesario desde antes de emprender la caminata. Quienes hacen senderismo tienen un acondicionamiento adelantado, pero quienes caminan por primera vez o son muy principiantes, deben ir preparándose con recorridos que vayan exigiendo mayor condición física.
Esta práctica debe acompañarse con una estrategia para favorecer la hidratación y lubricación de los pies. Aplicar vaselina en las plantas y dedos es una buena opción. Esta capa permite disminuir el roce y aumentar la humectación de la piel.
El calzado, la clave para un buen camino
Asimismo, la elección del calzado es fundamental para realizar los trayectos de forma cómoda, sin causar perjuicios innecesarios. En algunos trayectos podrás usar sandalias y en otros te irá mejor con las botas de senderismo o montaña. Ya sabes, se hace camino al andar.
Los más veteranos en estas lides aconsejan amansar el calzado, es decir, no estrenar calzado nuevo en el camino, sino llevar unos zapatos que sepas que no te van a rozar.
Si has comprado un calzado específico para el camino, te recomendamos darles uso durante varias semanas, idealmente durante 3 meses, antes de hacer el camino, para garantizar su suavidad y que irás cómodo/a en todo momento. El roce del calzado nuevo produce irritaciones en la piel muy sensible de los pies y causa ampollas.
¿Qué calcetines llevarme al camino?
Otro componente básico para proteger los pies son los calcetines de senderismo. Si te equipas con unos calcetines hechos de materiales sintéticos y sin costuras, notarás la diferencia. Estos son superiores a los de algodón porque no retienen la humedad ni irritan por el roce de arrugas o pliegues.
Lleva varios cambios de calcetines, para tener siempre a mano un par de calcetines secos, ya sea por haberte mojado, por sudoración excesiva de los pies en una jornada intensa o por haberlos lavado a mano en un albergue y no haberse secado lo suficiente durante la noche.
Un cuidado que pocas personas realizan pero que es altamente recomendable consiste en ir al podólogo. Este especialista podrá comprobar las condiciones de los pies para el exigente trabajo que se realizará en el camino.
¿Un botiquín de primeros auxilios?
El botiquín forma parte de la prevención básica para realizar la travesía. Si bien es útil para atender pequeños inconvenientes que suelen suceder, también previenen lesiones innecesarias.
En el botiquín, asegúrate de incluir:
- alcohol isopropílico para desinfectar heridas
- gasas, vendas y tiritas con las que improvisar un vendaje siempre que sea necesario
- pomada para las heridas, preferiblemente que contenga agentes cicatrizantes
- ungüento desinflamante y analgésico
- aguja de sutura para tratar las ampollas grandes
- suplemento de magnesio
- crema hidratante
Durante el Camino a Santiago
Como caminante y durante todo el recorrido debes cuidar cada día tus pies, porque ellos realizarán el trabajo más duro y exigente. Asegúrate de cortarte las uñas con regularidad para que asuman la forma del dedo. Recuerda no dejar picos que puedan causar molestias, uñas encarnadas y lesiones.
Recompensa a tus pies cada noche con un lavado generoso, pero evita el agua caliente o muy caliente, ya que esta dilata los vasos y la piel, lo que favorece la aparición de ampollas. Si puedes soportarlo, lava tus pies con agua fría, y si no, con agua templada. En las duchas, utiliza siempre chanclas, sécalos bien para evitar hongos y regálales masajes que relajen la tensión del día. Finalmente, échate crema hidratante, preferiblemente que no tenga aroma o perfume alguno.
Mantén un ritmo relajado de avance en las diversas etapas según sean los requerimientos propios de cada topografía. De esta forma no te sobre-exigirás ni agobiarás a tus pies con un esfuerzo adicional innecesario. Recuerda ir a tu ritmo, disfrutando del viaje.
Asimismo, utilizar un bastón de trekking o similares te brindará un excelente apoyo y aumentará la estabilidad al andar, lo que disminuye la presión sobre los pies. Unos minutos de descanso cada hora de camino recorrido redundará en mejores condiciones para culminar el camino en mejores condiciones físicas.
Algunas recomendaciones adicionales
Cada día del Camino de Santiago es un logro que tienes que preservar. Por este motivo revisa y atiende con regularidad y al detalle tus pies y actúa de forma diligente para mantenerlos en buenas condiciones.
Cuando sientas mucho cansancio, hayan sudado mucho o te hayas mojado, detén la marcha, quítate los calcetines y relájate durante unos minutos. Forzar la marcha es contraproducente porque aumenta la fatiga y puede causar lesiones que pongan en riesgo la travesía.
En el caso de que se haya transitado por terrenos que causan mucha humedad en el calzado hay que tratar de secarlo. Una buena opción es dejarlos durante la noche con relleno de papel periódico para absorber la humedad.
Una excelente práctica que puedes realizar con frecuencia es realizar estiramientos de los pies para relajar. También se recomienda ponerlos en alto, elevarlos para favorecer la circulación.
Con estos cuidados podrás brindarles el tratamiento que tus pies se merecen, porque ellos son quienes te llevarán adelante en el camino. Recuerda tratarlos con mimo, como cualquier otra parte de tu cuerpo, antes, durante y después de cada etapa. Toda precaución y medida de cuidado que les prestes será en favor de cumplir con cada jornada disfrutando de la aventura y de un buen camino.
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